lunes, 11 de marzo de 2013

Un viaje de novios / Análisis


La mujer finisecular en la literatura de Emilia Pardo Bazán

Dentro de la producción literaria de la España del siglo XIX encontramos textos cuyo compromiso se enfoca ya en románticos ideales ya en naturalistas descripciones que ante todo manejan en sí una estructura que deja ver a través de ella poco más de lo que los discursos brindan. De esta manera y siguiendo lo establecido por Milagros Ezquerro más allá de dar pie al seguimiento de nuestra hipótesis conoceremos la estructura de Un viaje de Novios
I
La joven Lucía, hija de un vendedor de ultramarinos leonés, es entregada por su padre en promesa de matrimonio  a un hombre veinte años mayor por el que la niña no siente más que curiosidad; el propósito de la boda no es otro, en ambos casos, que darse posición en las  élites sociales; Miranda con antecedentes familiares bastante acomodados posee ya sólo  el nombre,  Lucía sólo el dinero, lo grandioso de la alianza es evidente.
Miranda dada su condición de hombre mayor  necesita tomar las aguas en Vichy por lo que el viaje de novios se destina a  Francia donde tras un accidente casi absurdo Lucía se queda sola en el tren y conoce al joven Artegui del que se enamora en los días que pasan juntos. Mantienen un idilio que Lucía sabe cuidar muy bien por un largo tiempo, sin embargo, Miranda descubre lo que sucede con su joven esposa y el  tristísimo Artegui  de tal suerte que el recién casado  decide abandonar  a su joven esposa  ya encinta, de regreso en León al lado de su padre.
Así, existen en el texto puntos en común a varios de los personajes que hacen girar la historia pues al fungir como pilares narrativos logran en el momento de hilarse la narración.

a)      Enfermedad: En esta novela la enfermedad funge un papel decisivo pues al inicio de la narración establece la razón por la cual Lucía no tiene un modelo femenino, la enfermedad le quita a su madre que no muere de una dolencia en específico sino de la constante que ésta ha representado en su vida.
                       
                 […] más la recia madre leonesa no pudo soportar la crisis de su fecundidad  tardía
                         y, enferma siempre, arrastró algunos meses la vida, hasta soltarla de malísima
                         gana. Con faltarle su mujer, faltole al señor Joaquín la diestra mano y […] creció
                         la niña como lozano arbusto en fértil tierra: dijérase que se concentraba en el
                         cuerpo de la hija la vida toda que por su causa hubo de perder la madre.
                                                                                                                                 (Pardo Bazán, 1919)       
                  
                                            
b)       La enfermedad de la madre no reside nunca en la radiante Lucía pero sí en el padre que enfermo de recuerdos, cansancio y prejuicios decide casar a su hija con un no menos enfermo hombre de abolengo cuya enfermedad determinará el viaje de novios que en Vichy ( ciudad de aguas de sanación para miles de histéricos y neuróticos enfermos) hará volar a Lucía para finalmente devolverla a la jaula.


                     Con faltarle su mujer, faltole al señor Joaquín la diestra mano, y fue decayendo
                         en él aquella ufanía con que dominaba el mostrador […] se pasaba horas enteras
                         embobado, fija la vista maquinalmente en los racimos de uvas que pendían del
                         techo, o en los sacos de café hacinados en el ángulo más  obscuro de la lonja, y
                         sobre los cuales acostumbraba la difunta sentarse para hacer calceta. En suma, él
                         cayó en melancolía […] y como los facultativos le recetansen el sano aire natal y
                         cambio de vida, traspasó la lonja y retirose a su pueblo. (Pardo Bazán, 1919)

Y la motivación principal de Miranda para casarse con Lucía

                     […] -    Pues aún me defiendo los padecimientos me tienen así, un poco…      
-          ¿estás enfermo? ¡goteras, chico, goteras! 
-          Una afección hepática, complicada con… Pero en aquel pueblito anticuado
de León di con un facultativo de lo más moderno
                                        […]  - ¡Bah, bah! Eso es cuestión de trasladarse… En casándoos solicitas bajo   cuer-
                                                    da que te lleven a otro sitio… el viejo se queda por allá cuidando las rentas y
                                                    tú y la niña os estáis donde nadie sepa si la engendró un archiduque o un
                                                    verdugo.   (Pardo Bazán, 1919)

                               
Bailes: El escenario por excelencia de la élite es en esta historia una dicotomía bien correspondida pues representa en la ostentosidad de cada uno de ellos una prisión a la que hay que asistir para liberarse, el baile es pues una prisión de la que Lucía y Pilar  buscan fugarse la primera más en sus aires románticos, la segunda más en su forma vana de sanar:
                                 -Dudo que mañana pueda beber las aguas- Dijo lucía a su acompañante-. Estuvo
                                          hoy algo excitada… y ahora viene la reacción del cansancio…
                                        -¿ A que resucita, a que resucita si la dejo ir al casino?
                                        - ¡Ay periquillo del alma!- gritó la anémica, que con su fino oído no perdía palabra-.                                                                                       
                                        ¿me dejas eh? ¿qué daño me puede hacer eso? Ande usted, Miranda, interceda usted
                                    Por mí. (Pardo Bazán, 1919)

                                

 Al mismo tiempo los bailes son una lista de deberes que de no ser cumplidos tampoco darán a sus asistentes otros tantos placeres. Cada uno de los bailes a los que asisten Lucía y Pilar comprenden un ritual conflictivo  de vestidura física (deber) y espiritual (placer)

                              Ínterin llegaba el esperado día de asistir a la fiesta nocturna, Pilar se acostumbró a pasar                                                                  un par de horas en el salón de Damas del Casino […] No había podido obtener que la                                                      niña Lucía le acompañase al salón de Damas, cortedad y encogimiento de niña educada
                             en provincia se lo vedaban, haciéndole temer más que al fuego a aquellas mujeres (Pardo Bazán, 1919)


c)      Viaje: Si bien los viajes de este gran viaje tienen su motivación o pretexto en el ítem A de este apartado representan una oportunidad; la oportunidad de sanación para todos en Vichy, la oportunidad de Miranda para evitar el escándalo en España de su boda con la hija de un tendero, la oportunidad de Lucía de pertenecer a una clase social, la oportunidad de conocer el mundo.

De esta manera las costumbres del matrimonio y el conflicto que representa la bifurcación del individuo en tal proceso a saber, la búsqueda de la satisfacción de dos tipos de necesidades: las propias y las ajenas dejan ver el eje principal sobre el que gira la narración.


MODALIDADES NARRATIVAS
Las modalidades narrativas  expuestas por Ezquerra sugieren una congruencia del texto en su forma y contenido, es decir, más allá del discurso a nivel semántico la revisión del texto en su sintaxis y en las grafías pueden dilucidar incluso toda la ideología de la que se ha cargado la narración, de este modo en lo que atañe a Un viaje de novios podemos decir que
a)      Dada la época en la que fue escrita la novela (1881) así como la tendencia ideológica de su autora podemos notar en la estructura de este texto de costumbres  la tradicional forma de narrar, la historia comienza a narrarse desde el momento de la boda para después hacer una regresión que permite saber los antecedentes de ese suceso y con ello finalmente situarnos en el presente de los personajes.
b)      La historia es narrada  de forma tradicional por un narrador extradiegético que conoce absolutamente todo de los personajes y no por ello evita hacer juicios propios sobre las actitudes de los mismos. La voz del narrador deja ver en sí el apego a la España natal de los personajes pues si bien, no se vale de algún dialecto complicado hace uso de formas que muestran la familiaridad con el entorno.
c)      Diálogos: Los diálogos están marcados de manera tradicional, es decir, son diálogos de réplica en las que el guion funge como indicador de la voz y se refuerzan con indicadores como “dice, dijo, añadió” sin dejar de lado claro está la indicación misma de la narración. Cabe destacar la frecuencia en la que se utilizan los puntos suspensivos en cada emisión de los personajes, si bien podría entenderse que buscan la pausa o el misterio a sus actos verbales la continuidad de la aparición de los suspensivos podría sugerir la reflexión que el personaje hace de lo que habla en el momento.
d)     Dentro del texto aparecen en cursivas las palabras extranjeras, las que ponen en tela de juicio algún concepto  o las palabras  que marcan cierta ironía en el desarrollo de la historia.
e)      Los personajes siguen la pauta que les marca su narrador, si Lucía es tonta según la voz narrativa, la niña se comporta como tal.


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