La
mujer finisecular en la literatura de Emilia Pardo Bazán
Dentro de la producción
literaria de la España del siglo XIX encontramos textos cuyo compromiso se
enfoca ya en románticos ideales ya en naturalistas descripciones que ante todo manejan
en sí una estructura que deja ver a través de ella poco más de lo que los
discursos brindan. De esta manera y siguiendo lo establecido por Milagros
Ezquerro más allá de dar pie al seguimiento de nuestra hipótesis conoceremos la
estructura de Un viaje de Novios
I
La joven Lucía, hija de
un vendedor de ultramarinos leonés, es entregada por su padre en promesa de
matrimonio a un hombre veinte años mayor
por el que la niña no siente más que curiosidad; el propósito de la boda no es
otro, en ambos casos, que darse posición en las
élites sociales; Miranda con antecedentes familiares bastante acomodados
posee ya sólo el nombre, Lucía sólo el dinero, lo grandioso de la
alianza es evidente.
Miranda dada su
condición de hombre mayor necesita tomar
las aguas en Vichy por lo que el viaje de novios se destina a Francia donde tras un accidente casi absurdo
Lucía se queda sola en el tren y conoce al joven Artegui del que se enamora en
los días que pasan juntos. Mantienen un idilio que Lucía sabe cuidar muy bien
por un largo tiempo, sin embargo, Miranda descubre lo que sucede con su joven esposa
y el tristísimo Artegui de tal suerte que el recién casado decide abandonar a su joven esposa ya encinta, de regreso en León al lado de su
padre.
Así, existen en el
texto puntos en común a varios de los personajes que hacen girar la historia
pues al fungir como pilares narrativos logran en el momento de hilarse la
narración.
a)
Enfermedad: En esta novela la enfermedad
funge un papel decisivo pues al inicio de la narración establece la razón por
la cual Lucía no tiene un modelo femenino, la enfermedad le quita a su madre
que no muere de una dolencia en específico sino de la constante que ésta ha
representado en su vida.
[…]
más
la recia madre leonesa no pudo soportar la crisis de su fecundidad tardía
y, enferma siempre,
arrastró algunos meses la vida, hasta soltarla de malísima
gana. Con faltarle su mujer, faltole al señor
Joaquín la diestra mano y […] creció
la niña como lozano
arbusto en fértil tierra: dijérase que se concentraba en el
cuerpo de la hija la
vida toda que por su causa hubo de perder la madre.
b)
La enfermedad de la madre no reside nunca en
la radiante Lucía pero sí en el padre que enfermo de recuerdos, cansancio y
prejuicios decide casar a su hija con un no menos enfermo hombre de abolengo
cuya enfermedad determinará el viaje de novios que en Vichy ( ciudad de aguas
de sanación para miles de histéricos y neuróticos enfermos) hará volar a Lucía
para finalmente devolverla a la jaula.
Con faltarle su mujer,
faltole al señor Joaquín la diestra mano, y fue decayendo
en él aquella ufanía
con que dominaba el mostrador […] se pasaba horas enteras
embobado, fija la
vista maquinalmente en los racimos de uvas que pendían del
techo, o en los sacos
de café hacinados en el ángulo más
obscuro de la lonja, y
sobre los cuales
acostumbraba la difunta sentarse para hacer calceta. En suma, él
cayó en melancolía […]
y como los facultativos le recetansen el sano aire natal y
cambio de vida,
traspasó la lonja y retirose a su pueblo. (Pardo Bazán, 1919)
Y
la motivación principal de Miranda para casarse con Lucía
[…]
- Pues aún me defiendo los
padecimientos me tienen así, un poco…
-
¿estás enfermo? ¡goteras, chico,
goteras!
-
Una afección hepática, complicada con…
Pero en aquel pueblito anticuado
de León di con un facultativo de lo más
moderno
[…] - ¡Bah, bah! Eso es cuestión
de trasladarse… En casándoos solicitas bajo
cuer-
da que te lleven a otro sitio… el viejo se queda por allá cuidando las
rentas y
tú y la niña os estáis donde nadie sepa si la engendró un archiduque o
un
verdugo. (Pardo Bazán, 1919)
Bailes: El
escenario por excelencia de la élite es en esta historia una dicotomía bien
correspondida pues representa en la ostentosidad de cada uno de ellos una
prisión a la que hay que asistir para liberarse, el baile es pues una prisión
de la que Lucía y Pilar buscan fugarse
la primera más en sus aires románticos, la segunda más en su forma vana de
sanar:
-Dudo que mañana
pueda beber las aguas- Dijo lucía a su acompañante-. Estuvo
hoy algo
excitada… y ahora viene la reacción del cansancio…
-¿ A
que resucita, a que resucita si la dejo ir al casino?
- ¡Ay
periquillo del alma!- gritó la anémica, que con su fino oído no perdía
palabra-.
¿me
dejas eh? ¿qué daño me puede hacer eso? Ande usted, Miranda, interceda usted
Por mí. (Pardo Bazán,
1919)
Al mismo tiempo los bailes son una lista de deberes
que de no ser cumplidos tampoco darán a sus asistentes otros tantos placeres.
Cada uno de los bailes a los que asisten Lucía y Pilar comprenden un ritual
conflictivo de vestidura física (deber)
y espiritual (placer)
Ínterin llegaba
el esperado día de asistir a la fiesta nocturna, Pilar se acostumbró a
pasar un par de horas en el salón de Damas del
Casino […] No había podido obtener que la niña Lucía le acompañase al
salón de Damas, cortedad y encogimiento de niña educada
en provincia se lo vedaban, haciéndole
temer más que al fuego a aquellas mujeres (Pardo Bazán, 1919)
c)
Viaje: Si bien los viajes de este gran
viaje tienen su motivación o pretexto en el ítem A de este apartado
representan una oportunidad; la oportunidad de sanación para todos en Vichy, la
oportunidad de Miranda para evitar el escándalo en España de su boda con la
hija de un tendero, la oportunidad de Lucía de pertenecer a una clase social,
la oportunidad de conocer el mundo.
De esta manera las
costumbres del matrimonio y el conflicto que representa la bifurcación del
individuo en tal proceso a saber, la búsqueda de la satisfacción de dos tipos
de necesidades: las propias y las ajenas dejan ver el eje principal sobre el
que gira la narración.
MODALIDADES
NARRATIVAS
Las modalidades
narrativas expuestas por Ezquerra
sugieren una congruencia del texto en su forma y contenido, es decir, más allá
del discurso a nivel semántico la revisión del texto en su sintaxis y en las
grafías pueden dilucidar incluso toda la ideología de la que se ha cargado la
narración, de este modo en lo que atañe a Un
viaje de novios podemos decir que
a)
Dada la época en la que fue escrita la
novela (1881) así como la tendencia ideológica de su autora podemos notar en la
estructura de este texto de costumbres
la tradicional forma de narrar, la
historia comienza a narrarse desde el momento de la boda para después hacer una
regresión que permite saber los antecedentes de ese suceso y con ello
finalmente situarnos en el presente de los personajes.
b)
La historia es narrada de forma tradicional por un narrador
extradiegético que conoce absolutamente todo de los personajes y no por ello
evita hacer juicios propios sobre las actitudes de los mismos. La voz del
narrador deja ver en sí el apego a la España natal de los personajes pues si
bien, no se vale de algún dialecto complicado hace uso de formas que muestran
la familiaridad con el entorno.
c)
Diálogos: Los diálogos están marcados de
manera tradicional, es decir, son diálogos de réplica en las que el guion funge
como indicador de la voz y se refuerzan con indicadores como “dice, dijo,
añadió” sin dejar de lado claro está la indicación misma de la narración. Cabe
destacar la frecuencia en la que se utilizan los puntos suspensivos en cada
emisión de los personajes, si bien podría entenderse que buscan la pausa o el
misterio a sus actos verbales la continuidad de la aparición de los suspensivos
podría sugerir la reflexión que el personaje hace de lo que habla en el
momento.
d)
Dentro del texto aparecen en cursivas
las palabras extranjeras, las que ponen en tela de juicio algún concepto o las palabras que marcan cierta ironía en el desarrollo de
la historia.
e)
Los personajes siguen la pauta que les
marca su narrador, si Lucía es tonta según la voz narrativa, la niña se
comporta como tal.
crasias
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