Más que una antítesis porfiriano-revolucionaria La Parcela del escritor realista José López Portillo y Rojas muestra en cada una de sus páginas el quehacer de la vida misma en el México del naciente siglo XX, muestra pues, el ideal contrariamente dibujado en esbozos de realidad. Es decir, López Portillo coge el ideal de una época y lo materializa en el texto.
Es pues que a través de este escrito se pretende mostrar del cómo el autor de La Parcela construye de manera objetiva uno de los ítems que en su momento asumió el romanticismo, esta vez, claro está sin ir más allá de lo meramente real. Si bien, dicho conglomerado romántico lo componían, como ya se ha dicho, varios temas, en estas líneas se hará pues énfasis únicamente en uno de ellos abordando así: el amor.
Desde la antigüedad el tema del amor ha sido motivo de variadas manifestaciones artísticas y ha tenido en ellas sendas y distintas formas de ver la luz; la literatura del siglo XIX por tanto, destaca por su preponderante pretensión a la exaltación amorosa, sean sus motivos el amor a la patria o el amor a una pareja sentimental. Así, la construcción de tan mencionado tópico obedece siempre al impulso de la pasión misma. Sin embargo, la mirada que un escritor realista dirige en torno a la creación de eros nos invita a notar en esto poco más que un remedo pasional, López Portillo presenta el amor de una forma tan realista como la descripción de sus espacios físicos pero, ¿cómo puede un tópico tan enmarcado en una corriente idealizada y de idealistas como lo es el romanticismo, construirse a través de recursos tan concretos como los realistas?
Ramona y Gonzalo educados en sendas haciendas cercanas la fresca Citala, de padres antagónicos desde el origen: uno mestizo y otro criollo, forjan su amor desde la infancia tomando conciencia de éste en la adolescencia. Sin embargo, un conflicto familiar se interpone entre ellos, el capricho por un pedazo de tierra, el monte de los pericos, pone en juego más que una relación amistosa entre familias, pone a discrepancia el amor que estos jóvenes se tienen y así, modo Capuleto vs. Montesco un sinfín de pruebas esperan ser superadas por esta joven pareja. Dicho sea de paso, de manera distinta actúan los protagonistas de La Parcela que tienen a bien ceñirse a lo práctico de su tangible realidad.
I.- EL AMOR QUE SE SIEMBRA
Contrario a lo que podría esperarse en una trama totalmente romántica, Ramona y Gonzalo construyen su propia historia, así mientras un romántico vería en la relación de esta pareja un destino del cual no se puede escapar, López Portillo y Rojas deja en manos de sus jóvenes creaciones el hilo de sus propias vidas: “Preparadas así las cosas, Ramona y Gonzalo habíanse amado sencilla e inconscientemente, al impulso de las circunstancias y de sus inclinaciones naturales, como barcas llevadas por corriente mansa, entre vegas floridas y risueñas márgenes.”
Ramona tiene otras opciones con los chicos del pueblo, incluso con el joven Luis Medina, Gonzalo aparentemente no tiene más que los ojos de Ramona, empero, cada cual presa de la real costumbre y/o conocimiento profundo de la otra persona se abandona en sus propias decisiones abanderando una de las dicotomías principales de la historia.
Y es, en esta decisión de amar que el amor es medido a su justa real, descrito como algo grandioso para el ser humano pero sin caer en panteísmos egocéntricos románticos ni en concepciones exaltadas en demasía: “¡Del amor! Astro radiante que todo lo ilumina con su luz, y todo lo anima con su llama; del amor, rey del universo, estrella del polo, nervio y fuerza de la vida […] ¡cuán hermoso era amar y cuán bueno Dios, que permitía a los mortales, aquel sentimiento tan hondo, tan dulce, tan misterioso(…)”
II EROS A GOTAS DE LLUVIA
Modo cuentagotas van cayendo las tormentas sobre la raíz que abraza la tierra, el conflicto entre las familias pareciera atisbar un modelo trágico-romántico que indica otro tópico romántico: el amor como destino obstaculizado para desazón de los amantes. No es el caso. Si bien, las calamidades “ponen a prueba” la relación de Gonzalo y Ramona éstos no actúan como los desdichados amantes de las historias románticas: dejan ver en su día a día la madurez de sus decisiones y su conciencia de límites, es decir, conocen sus alcances como seres humanos y no pretenden queja o desventura alguna dibujada más allá de un simple pensamiento o un contenido atisbo de sufrimiento: “No olvidaba ni por un momento que estaba la casa llena de concurrencia, y que tenía que contenerse para no ser oída […] Tuvo el instinto Ramona de conocer, que era capaz su padre, en aquel estado, de hacer lo que decía.”
De tal suerte que antes de imponer el sentimiento a la razón, nuestros jóvenes protagonistas analizan las cosas pues, como se ha mencionado ya, son conscientes de su situación y de sus limitaciones.
III.- LA COSECHA DE UN AMOR TERRENAL
Y qué decir del feliz desenlace que tiene para Gonzalo y para Ramona el punto final de su historia. Un hecho tan propenso al romanticismo manejado desde la más leal de las realidades.
Si bien, López Portillo y Rojas hace el intento de llevar a sus personajes de la mano en una objetiva creación y devenir de sucesos, tal parece que el final de la historia no es la excepción.
Por fin Gonzalo y Ramona podrán realizar su viaje pues, en un sorprendente cambio de actitud, el conflicto entre Díaz y Ruíz es resuelto, dando la continuidad a luz verde que los enamorados con congojas supieron llevar a flote:” Momentos después, sentados todos en la sala, y juntos Gonzalo y Ramona, díjole aquél a ésta con tierno acento: -¿Ya ves Ramona? Al fin podremos realizar nuestro viaje. -¡Cuán bueno es Dios!- murmuró la joven sonriendo y con lágrimas en las mejillas, que parecían rosas cuajadas de rocío”
No es un final trágico lleno de muerte ni de la sublimación del amor por medio de la misma, es, como se ha dicho, un final lleno de sorpresas y por contrario que parezca a la hipótesis que en este texto se plantea, lleno de un rasgo emotivo tan humano como lo es el llanto de Ramona.
BIBLIOGRAFÍA
López Portillo y Rojas, José La Parcela. 2005(1898). Porrúa. México
Este ensayo está más claro y estructurado: bien que uses el texto para ejemplificar. Cuidado, sin embargo, con irte al otro extremo: construir en base a supuestos. Asumes que la literatura Romántica es de tal o cual manera. Pero en realidad los ejemplos que das (sin fundamento teórico) me recuerdan más al melodrama del siglo XVIII.
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